martes, 17 de octubre de 2006

El disruptor: NANOLIFE

La innovación: tratamiento de cáncer más preciso y menos destructivo para el tejido sano.

Los que quedan atrás: Tratamientos convencionales como la radiación y la quimioterapia.

Para muchos pacientes de cáncer, el tratamiento es peor que la enfermedad. La radiación y la quimioterapia pueden tener efectos secundarios debilitantes y muchas veces destruyen tejidos sanos además de los tumores.

Por esto es el gran atractivo que tiene un potencialmente revolucionario tratamiento para el cáncer que está desarrolliando NanoLife, una recién llegada que opera desde Newport Beach, California.

La técnica que utiliza NanoLife está basada en tecnología de última generación, que utiliza protones en lugar de rayos X para atacar masas cancerosas, pero lo lleva muchos pasos más adelante. Si la tecnología de NanoLife prospera, podría convertir lo que hoy es un tratamiento de cinco semanas de radiación en el trabajo de algunas tardes.

A diferencia de los rayos X, los protones tienen peso y masa. Esto quiere decir que un rayo de protones generado por un acelerador puede detenerse dentro del tumor y entregar su fuerza letal sin destruir tejidos saludables al salir del cuerpo como los rayos X. Los protones han venido ganando importancia en los tratamientos de cancer durante años, y NanoLife planea abrir centros de tratamientos de protones alrededor del mundo.

El primero podría abrir en 2010. Pero el potencial verdaderamente disruptivo de NanoLife reside en sus planes de ir más allá de la terapia de protones, y en su lugar utilizar antiprotones para tratar el cancer. La idea es crear un dispositivo que pueda entregar un rayo de antiprotones a un tumor. Las leyes de la física dicen que los antiprotones atraerán a los protones dentro del tumor, y cuando hacen colisión, se destruirán unos a otros, destruyendo el tumor, de paso. A pesar de que suena a ciencia ficción, las pruebas en tejido animal muestran resultados prometedores.

La terapia de antiprotones está por lo menos a siete años de distancia, y sería costosa-un solo acelerador de partículas requerido para producir antiprotones podría costar cientos de millones de dólares. Pero la teoría ya tiene algunos oncólogos excitados al respecto. "La teoría y la física que lo soporta bien justifica el querer hacerlo," dice David Bush, vicepresidente del departamente de medicina nuclear en el Centro Medico de Loma Linda, California, un centro de terapia de protones entre los mejores del mundo. "El concepto es válido".

El presidente de NanoLife Ray Winn, un veterano de la industria nuclear y de semiconductores tiene la visión de convertir los centros de tratamiento protónico de su compañía en centros antiprotónicos y tratar miles de pacientes alrededor del mundo. Es un gran sueño, pero si alguna vez ocurre, piense en las implicaciones: antiprotones como disruptores de la muerte. Esa es una disrupción que hasta William Orton y J.P. Morgan habrían comprendido.

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